La fresa tiene gran demanda en México y alrededor del mundo, sobre todo en países desarrollados; tan sólo en México se producen 9 223 815 toneladas. Los principales estados productores a nivel nacional son: Michoacán, Baja California, Baja California Sur, Estado de México y Morelos (SIAP, 2020a). Por la importancia del consumo de la fresa en fresco, es de suma relevancia la calidad física y sobre todo bioquímica, por su gran cantidad de azúcares y minerales, además de tener compuestos nutracéuticos tales como fenoles y flavonoides, los cuales tienen propiedades antioxidantes con capacidad de capturar radicales libres refieren que los productos vegetales con alto contenido nutracéutico son importantes para la salud humana al promover el equilibrio fisiológico, así como la reducción del riesgo de desarrollo de enfermedades crónico-degenerativas, diabetes y cáncer.
Para obtener los parámetros de calidad en fresa es de gran importancia controlar el régimen nutrimental durante el ciclo de cultivo; es decir, el suministro de macro y micronutrimentos a la fase fenológica. El Nitrógeno (N) es uno de los nutrimentos más limitantes en la producción de fresa, de tal modo que los agricultores aplican dosis elevadas de fertilización nitrogenada con el propósito de obtener rendimientos sobresalientes, por lo cual se incrementan los costos de producción y la contaminación de los mantos freáticos por la lixiviación de nitratos. El N tiene una función esencial en el crecimiento vegetativo, productividad y calidad de la frutilla; sus funciones son de tipo estructural y osmótico. Este nutrimento se absorbe principalmente en forma de NO3 -. Si se presentan deficiencias se disminuye el vigor de las plantas y la productividad, pero mejora la calidad organoléptica de la fruta; por otro lado, si existe un exceso de N se induce deficiencia de Zinc.
El Fósforo (P) es un nutrimento esencial para las plantas, aunque es un elemento poco móvil en el suelo, beneficia a la planta estimulando el desarrollo radical y la floración, al ser constitutivo primario de los sistemas responsables de la captación, almacenamiento y transferencia de energía. Forma parte de las estructuras de macromoléculas esenciales, tales como ácidos nucleicos y fosfolípidos, por lo que participa en todos los procesos fisiológicos.
Las plantas lo absorben como ion ortofosfato primario (H2PO4 -) o como ortofosfato secundario (HPO4 2-) . El P interviene en procesos bioquímicos tales como: biogénesis de los glucósidos, biosíntesis de los lípidos, clorofilas y compuestos carotenoides, en la glucólisis y el metabolismo de los ácidos orgánicos; lo cual se traduce en la acidez, aroma y color de los frutos. La deficiencia de P disminuye el número y diámetro de las flores provocando una reducción de 50% en el rendimiento, se atrasa la maduración, decrece el tamaño y firmeza de los frutos, además baja el contenido de vitamina C; pero altos niveles de P inducen deficiencia de Zinc y se inactiva al Hierro.
El Potasio (K) es conocido como el nutrimento de calidad por su efecto en el tamaño, forma, color, sabor y la resistencia de almacenamiento que confiere a los frutos. Está involucrado en la absorción de agua por las raíces, influye en la fotosíntesis y regula la apertura de estomas; es componente estructural de la lignina y la celulosa; también afecta los contenidos de almidón y azúcares, está involucrado en la resistencia a enfermedades e insectos. Es absorbido por la planta como K+, es un elemento móvil en las plantas, su disponibilidad es crítica en hojas y frutos en crecimiento. La deficiencia induce disminución del vigor, rendimiento y de la calidad de fruta por afectar la pigmentación. El K incide directamente en la calidad del fruto porque altos niveles incrementan la pudrición apical y reducen la firmeza de las paredes celulares.
México cuenta con 14 771 ha cultivadas de berries (fresa, frambuesa, zarzamora y arándano) en macrotunel. De la superficie anterior, 11 091 ha es de fresa, de las cuales 89.78% está mecanizada y 65.63% cuenta con tecnología de sanidad vegetal (SIAP, 2020b). Este sistema tecnificado permite obtener 50% más de rendimiento en comparación con el cultivo tradicional (a cielo abierto y con labores agrícolas manuales), además de prolongar el periodo de cosecha. La producción de fresa en sistemas tecnificados también permite controlar el régimen nutrimental; es decir, la cantidad de nutrimentos para cada fase fenológica de la fresa y con ello optimizar el desarrollo, rendimiento y calidad de los frutos.
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